No serán las ruinas de Teotihuacan, Tikal o Machupichu, pero tienen algo especial dentro de su pequeñez. Muestran lo que fue una cultura maya que habitó en El Salvador, una cultura que construyó templos, plazas y arquitecturas que siguen en pie hasta nuestros días despues de innumerables terremotos y catastrofes naturales (más de lo que podemos decir de varias de nuestras actuales edificaciones).
Cuando visité este lugar era tiempo de lluvias, por lo que no se permitía el ascenso a los visitantes y las ruinas estaban cubiertas en ciertas zonas para evitar deslaves por la lluvia, un cuidado bastante insignificante para lo que representa nuestro patrimonio cultural.
Algunas personas encuentran dificil mostrar respeto por monumentos como éste, pero la verdad es que estas edificaciones han sido los testigos de una cultura diferente a la nuestra de la cual decendemos, han precensiado innumerables cambios en esta tierra y se han quedado ahi para recordarnos que el pasado que representan no debe ser algo olvidado, porque al final ese pasado tuvo influencia en lo que somos.
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